¿¡Cansado!?
Mateo 11:28
Vengan a mi todos ustedes que están cansados de todos sus trabajos y cargas, y
yo los hará descansar.
Todos los seres humanos tenemos necesidad de un descanso; Y cuando hablo de
descanso, me refiero a cesar en el trabajo, reposar y reponer fuerzas en quietud,
para encontrar un alivio a las preocupaciones y a la fatiga. Y nuestro Dios nos
invita a hacerlo en Su agradable Presencia.
Eso es mejor que irse a un hotel cinco
estrellas en un lugar paradisiaco a la orilla de la playa con spa incluido.
Aunque en algunas oportunidades somos tan osados que despreciamos Su
ofrecimiento. Isaías 28:12 dice: Al
cual había dicho: Aquí hay reposo, dad reposo al cansado; Y Aquí hay descanso.
Pero no quisieron escuchar.
Hay un “Cansancio externo”: que quizás
se solucione con un poco de reposo, como: salir de vacaciones, compartir con
los amigos, dormir o quizá tomar tiempo para leer un buen libro. Muchos
artistas se hospitalizan en clínicas de sueño para hallar ese descanso y
reponer fuerzas.
Pero está también existe el “Cansancio
interior”: en este otro tipo de
cansancio se necesita algo más allá que unas vacaciones o un tiempo de relax.
Este necesita de lo que trasciende el alma y el espíritu - “Entrar en el reposo
de Dios”. Sin este tipo de descanso no hay salud en el cuerpo, ni en la mente,
ni en el alma. Es por eso que debemos aprender a Descansar en Dios y acudir a
Su invitación como primera opción. Dice Hebreos
4:9,10 Por tanto, queda un reposo
para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha
reposado en sus obras, como Dios de las suyas.
El Señor hizo una invitación a una
vida de reposo en medio de tanto afán, “en nuestras obras (en nuestras fuerzas)”.
Esto no es llamado a la inactividad ni pasividad, sino que de trabajo
fructífero debido a Su instrucción y liderazgo, acompañado de Su paz y sosiego
espiritual.
Mucho de nuestro
cansancio es porque vivimos desenfrenados, buscando soluciones sin buscar la
dirección de Divina, nos empeñamos en confiar solo en nuestras fuerzas. Y viene
el momento del cansancio o la derrota, porque en nuestras fuerzas no cubrimos
nuestras expectativas ni las de los que nos rodean; Entonces nos frustramos y
le echamos la culpa a Dios.
En el libro a los Hebreos, en gran parte habla del punto
de: “Entrar en el reposo de Dios”, como ya les venía hablando. En ese momento
existía un buen grupo que había a reconocido a Jesucristo como Mesías Salvador,
pero había un debate porque otro grupo pretendía mezclar el cristianismo con el
judaísmo, que era una religión cargada de ritos y vivían una fe hibrida. Y tanto
el cristianismo como el judaísmo eran revelados por Dios, pero se trataba de
encaminar a aquellos nuevos creyentes a un entendimiento del evangelio de la
gracia; que se le presentaba como lo mejor para vivir una vida plena en Cristo.
En realidad nadie puede evitar el
cansancio, el cansancio es parte de nuestra vida cotidiana y no algo que
podamos elegir o rechazar; simplemente viene a nuestras vidas al fin de cada
jornada, en momentos del tedio, en situaciones difíciles, etc.
En muchas oportunidades estamos
cansados de la rutina y del cúmulo de cosas con las que tenemos que lidiar en
el día a día, o del entorno que a veces parece ahogarnos y ese contagioso mal humor
en los ambientes laborales o familiares y en la calle. Todo esto prende como
una lucecita de alerta que nos anuncia “Necesitas descansar”. El mismo
Jesús lo hizo con sus discípulos: Marcos 6:31 El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un
poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera de que ni aun tenían
tiempo para comer.
Jesús nos enseña que es necesario “Hacer
Un Alto” en las tareas, para luego salir otra vez y seguir el cumplimiento de
la misión. Tomemos en cuenta que trabajar sin descansar es peligroso para
nuestra salud, física y espiritual.
Uno de los grandes problemas del
activismo y la falta de descanso, es por la lucha en la que vive para encajar
en los patrones de este sistema; la gente piensa que vale por lo que tiene o
por su posición, porque alguien les metió en la cabeza que no es nadie ni va a
llegar a ningún lado si no vive bajo ese afán; entonces se la pasan luchando
para demostrar que sí valen. Detrás de muchas de esas historias hay adicción al
trabajo o baja estima.
Y debemos entender algo: no eres lo
que eres por lo que haces o dejes de hacer, sino por quien Dios dice que eres, así
que no hay que vivir en esa ansiedad tratando de demostrar algo para ser
aceptado.
Entra en el descanso de Dios y recibe
Su amor para que puedas hallar el verdadero equilibrio que viene del cielo.
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