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miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿¡Cansado!?


Mateo 11:28 Vengan a mi todos ustedes que están cansados de todos sus trabajos y cargas, y yo los hará descansar.

Todos los seres humanos tenemos  necesidad de un descanso; Y cuando hablo de descanso, me refiero a cesar en el trabajo, reposar y reponer fuerzas en quietud, para encontrar un alivio a las preocupaciones y a la fatiga. Y nuestro Dios nos invita a hacerlo en Su agradable Presencia.
Eso es mejor que irse a un hotel cinco estrellas en un lugar paradisiaco a la orilla de la playa con spa incluido. Aunque en algunas oportunidades somos tan osados que despreciamos Su ofrecimiento. Isaías 28:12 dice: Al cual había dicho: Aquí hay reposo, dad reposo al cansado; Y Aquí hay descanso. Pero no quisieron escuchar.
Hay un “Cansancio externo”: que quizás se solucione con un poco de reposo, como: salir de vacaciones, compartir con los amigos, dormir o quizá tomar tiempo para leer un buen libro. Muchos artistas se hospitalizan en clínicas de sueño para hallar ese descanso y reponer fuerzas.
Pero está también existe el “Cansancio interior”: en este otro tipo de cansancio se necesita algo más allá que unas vacaciones o un tiempo de relax. Este necesita de lo que trasciende el alma y el espíritu - “Entrar en el reposo de Dios”. Sin este tipo de descanso no hay salud en el cuerpo, ni en la mente, ni en el alma. Es por eso que debemos aprender a Descansar en Dios y acudir a Su invitación como primera opción. Dice Hebreos 4:9,10 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado en sus obras, como Dios de las suyas.
El Señor hizo una invitación a una vida de reposo en medio de tanto afán, “en nuestras obras (en nuestras fuerzas)”. Esto no es llamado a la inactividad ni pasividad, sino que de trabajo fructífero debido a Su instrucción y liderazgo, acompañado de Su paz y sosiego espiritual.
Mucho de nuestro cansancio es porque vivimos desenfrenados, buscando soluciones sin buscar la dirección de Divina, nos empeñamos en confiar solo en nuestras fuerzas. Y viene el momento del cansancio o la derrota, porque en nuestras fuerzas no cubrimos nuestras expectativas ni las de los que nos rodean; Entonces nos frustramos y le echamos la culpa a Dios.
En el libro a los Hebreos, en gran parte habla del punto de: “Entrar en el reposo de Dios”, como ya les venía hablando. En ese momento existía un buen grupo que había a reconocido a Jesucristo como Mesías Salvador, pero había un debate porque otro grupo pretendía mezclar el cristianismo con el judaísmo, que era una religión cargada de ritos y vivían una fe hibrida. Y tanto el cristianismo como el judaísmo eran revelados por Dios, pero se trataba de encaminar a aquellos nuevos creyentes a un entendimiento del evangelio de la gracia; que se le presentaba como lo mejor para vivir una vida plena en Cristo.
En realidad nadie puede evitar el cansancio, el cansancio es parte de nuestra vida cotidiana y no algo que podamos elegir o rechazar; simplemente viene a nuestras vidas al fin de cada jornada, en momentos del tedio, en situaciones difíciles, etc.
En muchas oportunidades estamos cansados de la rutina y del cúmulo de cosas con las que tenemos que lidiar en el día a día, o del entorno que a veces parece ahogarnos y ese contagioso mal humor en los ambientes laborales o familiares y en la calle. Todo esto prende como una lucecita de alerta que nos anuncia “Necesitas descansar”. El mismo Jesús  lo hizo con sus discípulos: Marcos 6:31 El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera de que ni aun tenían tiempo para comer.
Jesús nos enseña que es necesario “Hacer Un Alto” en las tareas, para luego salir otra vez y seguir el cumplimiento de la misión. Tomemos en cuenta que trabajar sin descansar es peligroso para nuestra salud, física y espiritual.
Uno de los grandes problemas del activismo y la falta de descanso, es por la lucha en la que vive para encajar en los patrones de este sistema; la gente piensa que vale por lo que tiene o por su posición, porque alguien les metió en la cabeza que no es nadie ni va a llegar a ningún lado si no vive bajo ese afán; entonces se la pasan luchando para demostrar que sí valen. Detrás de muchas de esas historias hay adicción al trabajo o baja estima.
Y debemos entender algo: no eres lo que eres por lo que haces o dejes de hacer, sino por quien Dios dice que eres, así que no hay que vivir en esa ansiedad tratando de demostrar algo para ser aceptado.

Entra en el descanso de Dios y recibe Su amor para que puedas hallar el verdadero equilibrio que viene del cielo.

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