Canalizando Nuestra
Confianza
Jeremías 17:5 Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su
confianza en los hombres y en ellos busca apoyo.
¡Dura palabra esta!
Pero es bueno hacer un alto en nuestras vidas para reorganizarnos.
Organizar nuestras prioridades y entre ellas canalizar nuestra confianza como
es debido.
Y es que a veces nos distraemos y cuando nos venimos a dar cuenta, nos
apoyamos más en los hombres que en el mismo Dios; sea para tomar decisiones,
para que se nos abra una puerta o para recibir una bendición. Y podemos pasar
años en esa forma de idolatría sin darnos cuenta.
A esta porción bíblica se le ha dado algunas malas interpretaciones. Muchos
creen que significa que deben vivir en un eterno espíritu de sospecha hacia los
demás o con desconfianza con todos. De ser así, nunca tendremos paz al vivir
creyendo que hay gato encerrado por donde quiera- Y eso se llama “Malicia” y la
Palabra de Dios dice en 1 Pedro 2:1 Desechando toda malicia…
¡Eso es terrible! ¿Se imagina Vivir mirando el mundo bajo una postura de
vigilancia permanente? Eso no nos permitiría tener la libertad de disfrutar de
relaciones interpersonales sanas o amar como es debido.
El mismo versículo explica esa idolatría, donde dice: “Que hace de su carne
su fortaleza para apartar a Jehová de su corazón”.
Se trata de esa gente que pone su confianza en sí mismo o en los hombres,
antes que en El Eterno; eso trae como consecuencia que ande en “maldición”.
Para suavizarlo un poco: “Sin la bendición de Jehová”.
Esta porción bíblica habla no solamente de aquellos que ponen su confianza
en sus fuerzas, sino en sus criterios, sus destrezas, sus posesiones, sus
experiencias, etc. Personas muy llenas de sí mismas y autosuficientes. Se
sienten tan preparados que creen que su experiencia y conocimiento “de Dios”
hasta ese momento es suficiente (ponen un tope), y ya no acuden a Él- Son como
esos cristianos profesionales. Dice: Salmos
146:3 No confiéis en príncipes, ni en hijo de hombre en quien no hay
salvación.
También están los que ponen su esperanza en lo que puedan hacer otros por
ellos, o quizá éste mundo pueda hacer a su favor: llámese padrinos, amigo,
familiares, etc. Dice: Isaías 30:1-3 ¡Ay de los hijos rebeldes que hacen planes
sin contar conmigo y preparan proyectos que yo no les inspiro, de manera que
amontonan pecado sobre pecado! Se van a toda prisa a Egipto, y a mí no me
consultan; buscan apoyo bajo la protección del Faraón, se refugian bajo la
sombra de Egipto. Pero la protección del Faraón los defraudará, y el refugio a
la sombra de Egipto será su humillación.
El quitar la confianza de Dios y ponerla en los hombres, aparte de cortar
la bendición del Señor, hace que Dios
reciba el mensaje “Ya no te necesito Jesús”.
Debemos recordar que el lenguaje del Reino de los Cielos es el lenguaje de
la dependencia. Dice: 2 Crónicas 32:8
Con él está sólo un brazo de carne, pero con nosotros está el Señor nuestro
Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas…
Me llama la atención lo dicho por el profeta en: Isaías 31:3 Pues los egipcios son
hombres, y no Dios, y sus caballos son carne, y no espíritu; el Señor, pues,
extenderá su mano, y el que ayuda tropezará, y el que recibe ayuda caerá; todos
ellos a una perecerán. ¡Guao! más claro no puede estar
manifiesto el celo de nuestro Dios por Su pueblo. Nos dice: O dependen de mí o
perecerán en el mundo junto con los del mundo.
Pero todo no queda aquí; Si nos volvemos a Dios entregándole nuestra plena
confianza, esa maldición se puede revertir en bendición- todo está en
reaccionar y ponernos a derecho con el Padre. Jeremías 17:7,8 dice
así: Bendito el varón que confía en
Jehová, cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a
las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene
el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará
ni dejará de dar fruto.
Es muy sencillo: Cambia la dirección en quien tenías depositada tu
confianza y verás la bendición.
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