Enfréntala ¡Huyendo!
1 Corintios 6:18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados
que una persona cometa, quedan fuera del cuerpo; pero el que cometa inmoralidad
sexual, peca contra su propio cuerpo.
Muchos afirman que tienen derecho de hacer con sus cuerpos lo que quieran.
Y aunque piensan que eso es libertad, la
verdad es que son esclavos de sus
deseos, caprichos y sus pasiones desordenadas. “Porque pecan contra Dios y
contra su propio cuerpo”.
Este verso dice claramente que no debemos prestar nuestro cuerpo para
inmoralidad sexual, es más, da una espacie de mandato de manera imperativa
¡Huid de la fornicación! y esto indica acción. Del mismo modo que nos apartamos
del fuego y del carbón, que nos queman y nos manchan, así debemos apartarnos de
este vicio, con el que nadie puede jugar o dárselo de fuerte, porque lo
llevaría a la ruina y a la perdición. Dice: Proverbios 6:27,28 ¿Tomará el
hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan, andará en hombre sobre
brasas sin que sus pies se quemen?
La fornicación es un fruto de la carne; es una inclinación perversa y
depravada, porque aún saliendo airosos de ciertas situaciones comprometedoras,
los pensamientos quedan enlodados y en grave peligro de incidir. Debemos
entender que este pecado esclaviza a la persona que lo practica- Nunca podemos
decir, lo hare solo una vez y ya.
Les explico: Estudios científicos han llegado a la conclusión, que las
relaciones sexuales ilícitas son adictivas; este tipo de prácticas generan
ciertas sustancias en el cuerpo humano que producen mucho placer (más de lo
normal). Los estudios revelan que este tipo de prácticas pueden llegar a ser
incluso más adictivas que las mismas drogas. Es por eso que Dios muy sabiamente
nos manda a “huir”- A salir corriendo.
Además, el pecado de fornicación denigra y daña el alma del ser humano. Lo
lleva a hacer cosas que nunca se imaginó que haría, corrompiendo su propio
cuerpo y cauterizando su mente, llegando al punto que no lo acuse su
conciencia, sino que esto se convierta en una práctica normal en la que no ve
el pecado. En Una “Mente reprobada” por Dios.
Si coqueteamos con el pecado o nos gusta seducir y luego hacernos los
inocentes…no nos quejemos después, si nos da un zarpazo y caemos.
Esto no debemos verlo como un tema religioso, pero tampoco como algo que
abunde en nuestras conversaciones. Dios mismo lo indica en: Efesios 5:3 Pero fornicación y toda inmundicia y avaricia, ni aun se nombre entre
vosotros, como conviene a santos. No es un tema censurado, pero entre
novios o entre hermanos de sexos distintos que se estén conociendo, no debería
ser el tema principal o el más común de sus conversaciones.
La filosofía de
"probar el zapato antes de comprarlo" es un engaño. En vez de mejorar
el matrimonio, lo perjudica porque es señal de debilidad y crea sospechas.
Muchas mujeres se han dejado engañar con estas palabras y después se sienten
humilladas y usadas. Por su error quedan perjudicadas sus futuras posibilidades
de matrimonio y muchas veces se les aplica el refrán, "Caballo malo es
difícil de vender". A veces la mala fama le sigue por toda la vida. Por eso, para tener la frente
en alto, hay que hacer las cosas bien hechas en el orden divino. Dice en: Proverbios 5:15-19 Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu
propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de
aguas por las plazas? Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo. Sea
bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada
y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor
recréate siempre. “El amor verdadero sabe esperar”.
1 Corintios 6:16 donde
dice: “El que se une a una ramera, un
cuerpo es con ella”; Se cumple la palabra cuando dice “Los dos serán una sola carne”…No solo en la unión matrimonial se
hacen una sola carne; en el matrimonio se unen bajo bendición, pero en la
fornicación lo hacen bajo maldición.
En el momento que se produce la fusión corporal y sexual, también se
produce la espiritual; Todo lo de uno
pasa al otro “vienen a ser uno solo”; las frustraciones, las ataduras, los
demonios, etc. Se traspasan a la otra persona con la que se tiene la relación
sexual y viceversa- Entonces, ¿se imaginan a las personas que tienen como
deporte la fornicación? ¡La carga espiritual que llevan es grande!, porque
perciben todo lo de cada una de las personas con las que se hacen UNO.
Normalmente caen como en un ciclo, en el que hasta ellos mismos se desconocen.
El Espíritu Santo
está dispuesto a darnos la salida cada vez que seamos tentados, pero queda de
nosotros el huir y no volver. Hagamos un pacto de pureza sexual con nuestro
Dios como templo Suyo que somos y vivamos en santidad.
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