Tiempo de Calidad.
Eclesiastes 3:1,2 "Todo tiene su momento; hay un tiempo para todo debajo del cielo: tiempo de nacer y tiempo de morir..."
Lo que para algunos comienza siendo una bendición, puede terminar como un ente destructor si no lo metemos en el equilibrio y el orden de prioridades correcto.
Por ejemplo: Un buen empleo, la tecnología y hasta el trabajo en el ministerio; Si no damos en tiempo adecuado en su justa medida, podríamos caer en afán o desorden de vida.
Dice Eclesiastes 8:6 Porque para cada deleite hay un tiempo y un modo, aunque la aflicción del hombre sea mucha sobre él.
Este mundo va tan rápido y la vida es tan fugaz, que es necesario aprender a redimir el tiempo y no robarle su espacio a ninguna cosa por otra.
Tanto el trabajo, como la familia, iglesia y amigos, tienen una demanda sobre nosotros y un espacio que nada ni nadie debe suplantar.
A veces estamos, ¡Tan ocupados! Que en nuestra misma casa andamos como perfectos desconocidos, porque hemos dejado distraernos o robar el tiempo por cualquier otra cosa "importante".
Son muchas actividades urgentes que requieren nuestra atención, pero el peligro en todo esto es que por el activismo descuidemos lo mas importante: Cuidar el vinculo relacional con las personas que amamos.
El tiempo perdido no se recupera- Por lo tanto ese espacio que dedicamos a compartir, dialogar y expresar nuestras necesidades con personas significativas en nuestra vida, debe ser insustituible y cuidarse con celo. Porque ese "tiempo de calidad" es el que permite compartir los sentimientos, emociones y lo que pensamos a nuestros allegados, para tener relaciones sanas, evitar malos entendidos y retro alimentar ese amor fraterno que es tan esencial.
Aprendamos a ordenar y dividir nuestra agenda por tiempos.
Todos necesitamos nuestro espacio individual, en pareja, espacio familiar, espacio social y laboral. Cada uno de ellos son importantes y a ninguno se le debe restar importancia, espacio y tiempo.
Contamos con un Dios de orden que nos quiere ayudar a canalizar todo en Su diseño correcto.
Vamos a decirle: Señor, ayunados a organizarnos.
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