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lunes, 15 de diciembre de 2014

Celo por Su Casa.



Salmos 69:9 "Porque el celo por tu casa me ha consumido, y los insultos de los que te injurian han caído sobre mi"

Cuando alguien en este tiempo manifiesta sentir celo por la casa de Dios, es juzgado como fanático, loco, religioso o alguien que se cree muy espiritual. Difícilmente se entiende o discierne con amor y tolerancia lo que hay detrás de sus palabras.
Lo que dijo el salmista en aquella oportunidad fue lo mismo que manifestó Jesús cuando vio el templo y sus alrededores tomado por comerciantes, quienes vendían varios tipos de ofrenda para que la gente lo ofreciese en El Altar- Uno con palabras y otro con hechos manifestaron su Celo por la Casa de Dios. 
Dice Marcos 11:15-17 Y entrando Jesús al templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban, volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían...
Comencemos por recordar que: la Casa de Dios no es para negocios, ni un club de amigos, ni para fiestas, ni para promover política, comer, jugar u ofrecer fuego extraño y ofrendas baratas.
Dice Malaquías 1:6,7 El hijo honra al Padre y el siervo a su señor. Si yo soy el Padre: ¿Donde está mi honra? Y si soy Señor: ¿Donde esta mi honor? Dice Jehová de los ejércitos a los que menosprecian su nombre. Y dicen: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofreces sobre mi altar pan inmundo. Y dijiste: ¿En que te hemos deshonrado? En que piensas que la mesa de Jehová es despreciable.
La Palabra de Dios no pasa de moda; Y La Casa y El Altar del Señor, siguen siendo santos. Por lo tanto, por ninguna razón debemos aceptar ni participar en esos "relajos espirituales" donde el Altar se toma para muchas cosas que no honran el nombre de Dios- Si nos quedamos callados, seremos participes del pecado igual como si participásemos. Debemos hacer un llamado al respeto y la reverencia con amor y sabiduría.
Dice Isaías 56:7 Los llevaré a mi monte santo ¡Los llenaré de alegrías en mi casa de oración! Aceptaré las ofrendas y sacrificios que presenten sobre Mi Altar, porque Mi Casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
No se trata de asumir una posición rígida o religiosa en la iglesia, sino mas bien es un llamado al equilibrio y al temor al Señor, para no abusar del privilegio de andar en libertad "En la casa de nuestro Padre".

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