La Madurez es Obligatoria
1 Corintios 13:11 Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y
razonaba como niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de
niño.
Muchos creemos que por tener cierta cantidad de años siendo cristianos o
por nuestra edad, debemos ser considerados maduros y ser tratados como tal.
Pero para eso es necesario dar testimonio de esa madurez.
Ser tratado con respeto y consideración, debe ganarse demostrando la
adultez, ¡no se exige, ni se impone! Es parte de un proceso de prueba
intrínseco que se desarrolla en nuestras relaciones interpersonales y en
nuestra relación con Dios.
Cuando en verdad hemos puesto en práctica lo que hemos aprendido de todo lo
que Dios nos enseña, es que crecemos y nos vamos haciendo aptos para recibir
más, y luego llevar a los hechos eso otro que hemos aprendido para recibir aun
más y así sucesivamente. Dice: Efesios
4:13 Hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Los que se la pasan peleando con Dios, imponiendo sus criterios, queriendo
resaltar entre los demás, pleiteando por todo, los que carecen de los frutos
del espíritu, los ligeros al emitir juicio, los que siempre requieren de una
persona como muleta para su caminar en la vida, los que hacen una pataleta por
cualquier cosa, los que siempre están exigiendo sus derechos, los
emocionalistas, los que se dejan llevar por lo primero que oyen sin escuchar la
otra parte, los volubles, los que se resisten a llevar una disciplina en
cualquier área, los indefinidos e indecisos, los que no les gusta escuchar, los
que se dejan deslumbrar por todo, los que se resisten a los cambios dados por
Dios, etc. “Todos ellos carecen de
madurez”.
Pero para nuestro pesar, muchos que tienen estas características son
gerentes de una empresa, presidentes de países, líderes religiosos o cabezas de
familia- Y sus ataques infantiles afectan a toda la masa que los rodea o que
está bajo ellos.
La madurez no viene en un libro, ni la da un orientador, sino que es
producto de la disposición que tengamos de aprender de todo y de todos, de
deponer actitudes y de cambiar para bien; de tener como meta parecernos cada
día más a Cristo.
El Señor desea que Sus
hijos crezcamos y maduremos de manera integral. Dice: Lucas 2:52 Y Jesús crecía en
sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres. Note
que hay una madurez vista desde una cosmovisión en este verso. Acá Jesús crecía
en madurez física (en estatura), madurez mental (en sabiduría), madurez social
(en gracia con los hombres), y madures espiritual (en gracia con Dios). De esa
manera necesitamos crecer y desarrollarnos nosotros, integralmente.
Este verso inicial en el libro escrito a los Corintios, habla de tres
características en las que podemos diferenciar a un hombre maduro de uno
inmaduro. Generalmente el niño tiene poca experiencia y obra con poca
reflexión; En cambio “el adulto, demuestra con palabras y hechos que ha
alcanzado buen juicio, prudencia y sensatez”.
1-Hablaba como niño: una de las señales visibles de una persona que ha
crecido en el Señor, es su manera de hablar. El creyente inmaduro se
caracteriza por hablar más y escuchar menos (egocéntrico), sus conversaciones
son superficiales, gobernados por sus emociones; Por lo general, se inclinan a
defender sus opiniones y criterios, aunque se opongan a lo que dice la Palabra
de Dios. Dice: Mateo 5:48 Sed pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto.
2-Pensaba como niño: su manera de ver
la vida y de razonar es corta, tiende a ser dependiente de lo que otro le diga
(comer del alimento que otro ha digerido) y no van directamente a la fuente.
Regularmente son susceptibles y vulnerables a todo lo que toque sus emociones
(rencoroso, envidioso, contencioso, murmurador). Quiere ser tratado como
adulto, aunque no es capaz de asumir responsabilidades, ni soportar tentaciones
o pruebas. Por el contrario, el maduro debe estar enfocado en complacer a su
Padre Celestial, proyectado a crecer siempre. Dice: Mateo 3:17…Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia.
3-Razonaba o juzgaba como niño: un niño no tiene capacidad de emitir buenos
juicios, le cuesta ser imparcial, normalmente juzga a la ligera, siempre está
buscando un culpable de sus propios errores, predominan las reacciones
impulsivas y efervescentes, no distingue lo bueno de lo malo, pero le gusta
hacer el papel de juez. En 1 Corintios
2:15 dice: En cambio el espiritual
juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Aclaro, cuando dice
que el espiritual juzga todo, no quiere decir que emite juicios a priori, sino
que discierne entre lo bueno y lo malo.
Y el verso concluye: Pero al hacerme
hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño.
La madurez consiste en
aprender cómo caminar en obediencia a Dios, para ser verdaderamente como Jesús.
Es tomar la decisión de vivir según el punto de vista del Padre. Gálatas 5:16,25 nos da la clave: "Digo pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne... Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu."
Dice: Gálatas 4:1,2 Pero también digo: entre tanto que el
heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino
que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
El Señor viene por una iglesia sin mancha y sin arruga. Él no se va a casar
con una niña; es por eso que debemos esforzarnos por alcanzar la madurez, para poder irnos con él
al cielo, y un bendito día casarnos en “Las bodas del Cordero”.
¿Estás preparado?
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